Fuera de Servicio.

-Oh, por Dios, esto es asqueroso.
-¿Y usted no, acaso?
La joven que dijo aquel comentario estalló en carcajadas, seguida de sus amigas. El resto de las féminas que observaban la escena permanecieron mudas del horror. La señora aludida, muy por el contrario, le dedicó una profunda mirada de odio a la imprudente. No esperó una réplica de la mocosa, y se volvió a hablar con el grupo de adultas de diversas edades que estaba a sus espaldas.
-Hasta sus respuestas están pasadas a viejo. Si quiere le traigo a mi tortuga; van a la misma velocidad.
Las risotadas no se hicieron esperar. La señora, que en realidad no aparentaba más de cuarenta, seguramente sintió como caía la gota que rebalsaba un vaso llamado "paciencia". Se giró, y caminando hacia la muchacha a paso rápido, la tomó de los cabellos, tirándolos con fuerza y zarandeándola bruscamente, más que harta. Su víctima no hacía más que lanzar improperios, mientras que sus amigas no movían un dedo para socorrerla.
-Escucha, enana -dijo, claramente sintiendo pasar a través de sus dedos el vigor que su momentánea ira le había dado- Entra a ese baño, y dime si te sientes tan bien luego.
La arrastró hacia la caseta a la que nadie se atrevía a entrar, y, abriendo la puerta de una patada, la empujó a su interior. La joven cayó sentada al suelo, pasándose una mano por la cabeza, que seguro debía dolerle mucho. Al observar lo que había tras ella gateó hacia afuera con desesperación, gritado como una desquiciada, hasta que finalmente se desmayó.
-La única valiente que se atrevió a verla y no se desmoralizó fui yo -dijo la señora al cuerpo inconsciente de la insolente chiquilla- ¡Así que tenme más respeto!
Ninguna de las presentes dijo una sola palabra en reproche de la rencorosa actitud, excepto una treinteañera que por lo visto, parecía conocer a la señora.
-Isabel, creo que se te ha pasado la mano -dijo con una voz increíblemente suave- Unas bofetadas hubieran bastado.
Las amigas de la ahora noqueada chiquilla se estremecieron, y salieron corriendo del baño público del mall. Isabel las miró con una sonrisa de satisfacción, más que feliz de su hazaña.
-La que se ha pasado es esta pobre muchacha -dijo indicando el baño que alojaba tan terrible espectáculo, como para que nadie osara siquiera a acercarse- Me pregunto por qué lo habrá hecho.
Parecía haberse relajado, pues ahora su voz se oía mucho más serena. Se enjugó la frente y luego los ojos, de los que ahora salían lágrimas.
-Sé que no la conoces, pero no puedes evitarlo, ¿verdad? -preguntó la treinteañera abrazando a la que podría ser su tía, su amiga, o incluso su madre.
-Como siempre mi querida sobrina Amanda tiene razón -contestó estrechándola también.
Nadie hubiera pensado que eran familia, puesto que la sobrina llamaba a la tía por su nombre, directamente. Amanda vió el bañó, y hundió el pecho en el de Isabel llorando también.


Sentía miedo incluso de pensar; aquella susurrante voz masculina, con su tono infantil, jamás la dejaba sola. Pero ya no tendría que oírla nunca más, no señor. ¡Al fin tenía un plan, uno que la alejaría de aquel infernal mundo que la rechazaba, y que la tildaba de loca! Un plan que acabaría con el calvario que día a día vivía, con las voces en su cabeza, con los insultos, los golpes y los llantos en los rincones, en completa soledad.
-Yo no era así -dijo con una sonrisa triste, recordando aquella infancia en que aún pertenecía al grupo de los "normales"- Que lástima.
Sacó del bolsillo de su chaqueta un frasco pequeño, con un líquido oscuro en su interior, y un lápiz labial rojo fuerte. Escribió sus últimas palabras en la puerta de la caseta; nadie podría regañarla cuando aquella puerta volviera a abrirse, así que lo hizo con total seguridad.
-Adiós, Emilia -se dijo- Adiós, tormento. De todos modos, nadie va a echarme de menos.
Se bebió todo lo que el frasco contenía, y a los pocos segundos se vieron sus efectos. Las convulsiones eran muy dolorosas, y en su rostro se dibujó un rictus que posiblemente le helaría la sangre a cualquiera; aquella horrible sonrisa era perturbadora, escalofriante y perturbadora. Su corazón se detuvo, y botando saliva por la boca, finalmente murió. Terminó tirada en el piso, con las piernas encogidas y los brazos reposando en el pecho.
La voz en la cabeza de Emilia continuó gritando y riendo varios segundos más, hasta que calló para siempre.
Las rojas letras en la puerta rezaban: Hoy he de morir. Ya no tengo nada más que hacer en este mundo. Si hasta hoy sobreviví, ya no puedo más. La última palabra, Adiós, estaba más remarcada que el resto.



El guardia que llegó no titubeó en entrar, aunque fuera un baño de mujeres. Desalojó el lugar, y en la entrada del mismo colocó una cinta amarilla de "no pasar". Isabel y Amanda se alejaron, recuperadas de la tristeza que les había provocado el ver el cuerpo inerte de la desafortunada chiquilla.
-Descansa en paz -murmuró Isabel, mientras se alejaba con su sobrina rápidamente del lugar.

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Déjenme que les diga una cosa. Hace mucho tiempo, cuando fui a conocer el Mall Plaza Oeste en Maipú, Chile, entré al baño junto con mi mamá y mi hermana menor. La caseta en la que entré contenía un mensajito en la puerta, no con lápiz labial rojo, pero si con lápiz pasta. Le tomé una foto con mi celular, pensando que alguna vez me serviría de algo.
La noche en que se aproximaba este año nuevo, seria por no tener ninguna idea para escribir y luego de haber leído la "Brigada de la Muerte", recordé la foto, y la usé.
Aquí se las adjunto: https://2img.net/h/oi42.tinypic.com/25h03mo.png
No sé si sucedió algo como esto, si el mensaje fue de broma, así que no puedo dar explicaciones. Y para entender la historia, debo decir que el número 1 es el presente, el 2 el pasado, y el 3 el presente de nuevo.También está en mi blog, Elementary, para quien lo conozca y le interese, me deje un comentario, el que voy a agradecer mucho ^^
Espero opiniones constructivas, y ojalá destuctivas no D:

Y no me deprimí, pero si me quedé pensando. Eso si me pasa seguido, y por eso a veces me demoro en hacer cosa, porque sé concentrarme bien y pensar un montón de cosas, olvidándome del resto por unos minutos.
Quería hacer algo fuerte, para seguir el ejemplo de mi idolatrado escritor favorito de momento: Stephen King. No le llego ni a los talones, pero al menos lo intento...;____;
Muchas gracias Lemuria Onee.san, me alegra que te gustara y que me critiques tan bien :3

Gracias ^^ y soy consciente que repetí la palabra perturbadora, pues esa era mi idea...repetir palabras es algo que me gusta, le da otro sentido a las cosas :3