♥♥♥El mounstruo♥♥♥♫By Ginger♫

El monstruo.

-¡¡¡Jas!!!
-huuuuummm….
-dije que a la derecha.
-Por eso, esta es la derecha.
-No, es la izquierda, yo me refiero a mi derecha, ¿entendido?
-¡ok!

Los Jasdebi estaba perdidos desde las diez de la noche en un barrio extraño, se suponía que acompañarían a Road a pedir dulces, pero por capricho de ellos, se habían separado disfrazados de mafiosos para asaltar niños y ancianas, por parte de Debitto, para robar los dulces, y por Jasdero, para encontrar (aunque no tenía idea de cómo) curry súper caliente.

Ya daban las primeras horas de la madrugada, y no habían podido encontrar a Road para ir al arca, ni tampoco tenían dinero para transportarse, Debitto estaba desesperado, y Jasdero lo único que hacia era alborotar a los vecinos allanando sus casa para robar curry, aunque nunca encontraba nada.

-AHHHHHHHH!!!!!! ¡¡¡¡Son mafiosos con revólveres, policía!!!!- gritó una anciana.
-Cállese anciana, si nos da curry no volare sus sesos, ¡hi!- amenazó el rubio.
-¡Es un disfraz con revólveres de juguete!, ¿si?- exclamó iracundo Debitto.
-sí…un disfraz para la matanza ¡hi hi!- interrumpió Jasdero con cara de maniático.
-AHHHHHHHH!!!- gritó la anciana a punto de entrar en un ataque.
-Jaaas, ahora está uva pasa no se quiere callar.- reclamó Debitto con cara de reproche.
-Socorroooo!! Policiaaa!!!!!!
-Bueno, pues va a ser mejor que corramos, porque ya la policía nos está apuntando.-le dijo el rubio a Debitto.
-Ay no.

Los gemelos salieron corriendo a todo vapor, terminando en un barrio de mala muerte y mas perdidos aun.
Debitto y Jasdero se metieron a un callejón oscuro, para evitar que el segundo allanara mas casas, para que no les cogiese la policía y para organizar ese montón de dulces robados. Les pesaba horrible el disfraz, porque era de una tela carísima, importada y muy pesada, pues en realidad ellos se iban a disfrazar de ninfas, pero le habían robado los disfraces a Ticky y a Sheryl, que se iban para una fiesta de disfraces cara e importante.

-Caray, si hubiéramos traído los revólveres de verdad, podríamos imaginar dinero- se reprochó para si mismo el pelinegro.
-pero no lo hicimos….-replicó Jasdero.

Hacía muchísimo frío, los niños ya se estaban resguardando, y las fiestas de disfraces para adultos cada vez estaban más alocadas. Los Jasdebi se quedaron sentados, Debitto pensando que hacer y Jasdero observando el movimiento de una cucaracha.

-Niños…….- Una voz extraña, ronca y chillona perturbó la quietud de los chicos.
-Un momento, somos hombres musculosos- aclaró el rubio en la oscuridad.
-Cállate Jasdero, que tal que sea la policía- le susurró Debitto al rubio.

En ese momento un hombrecillo sucio, de mal olor y de mala pinta, encorvado y viejo se les acercó causándoles muchísimo asco, el cual no se molestaron en disimular.

-Cuidado, se los advierto, cuidado.- les señaló, acercándoles demasiado un dedo mugroso.
-¿Cuidado qué?- preguntaron los dos al unísono.
-Con el Coco, con el Coco. Atrapa a los niños que se escapan de casa y hacen travesuras en Halloween, se los lleva a su guarida, y estando allá se los come vivos, además le atrae el rojo. –miró la camisa roja de Jasdero.
-¿Cómo nos va a comer una fruta?- preguntó Jasdero.
-Noo… el Coco es una bestia horrorosa, los pocos que la han visto y han quedado con vida, están quedado locos, dicen que si la miras mas de 5 segundos a los ojos te roba el alma, y tiene unos dientes que le ayudan a desgarrar su presa. –señaló el viejo.
-Eso s- s-son ton-tonterías.-desmintió el pelinegro, muerto de susto por dentro.
-¡¡¡¡¡Buaaahhhhhhhh!!!!!- lloró el rubio enterrándole las uñas a su gemelo.
-Corran, porque ya viene a cazar, corran por sus vidas.- les dijo el viejo.

Y sin lugar a dudas, los pobres ingenuos salieron corriendo como una mujer en rebajas, terminando, aun mas desorientados, en un monte oscuro, a las 3:00 A.m.

-Debittooo… si eran tonterías, entonces ¿por qué salimos corriendo?- preguntó el rubio con los ojos desencajados mientras tragaba saliva.
-No l-lo sé- en ese momento- le respondió Debitto mirando el alrededor.

En ese instante escucharon un ruido extraño, para sorprenderse al ver un cuervo muerto a sus pies.

-Kyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!-gritaron los dos mientras corrían como locos y se encaramaban en un palo.
-Está aquí, lo sé- afirmó Jasdero con la voz quebrada- ya nos está buscando para atraparnos y comernos, debería ver que somos puro hueso.
-C-creí que hace un rato éramos hombres musculosos.- le recordó Debitto.
-Cállate que ahora no nos conviene.-Le dijo su hermano desde las sombras.

Desorientados y sin saber que hacer, caminaron dando vueltas en ese monte misterioso, y para desgracia de ellos, no se enteraban que estaban dando vueltas, así que se encontraban una y otra vez con el mismo cuervo, pensando siempre que era otro distinto.

-No quiero ser alimento de monstruo, soy muy joven para morir.- tembló Debitto agarrando muy fuerte a Jasdero.

-Gaaarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!!!!!!- oyeron un rugido tan gutural y espantoso, que pareció propio de una bestia del inframundo.
-Jumm, para colmo de males mi camisa es roja. Ya viene, ¡ya viene!- gritó Jasdero desesperado.

En ese momento que sintieron que ya tenían el Coco encima, unas luces se prendieron y les encandilaron los ojos.

-¡¡¡Sorpresaaa mocosos!!!- Sheryl y Ticky aparecieron soltando grandes carcajadas, mientras se reían de los pobres gemelos.
-Buaahhhhh!! Buahh!!!- Jasdero empezó a llorar con tanta fuerza como un bebe con los pañales sucios.
- ¡Ustedes hijos de porquería!- exclamó el maleducado de Debitto con los ojos llorosos.
-Se lo tenían bien merecido inmaduros, saben todo lo que me retrase en la fiesta con los demás senadores por buscar otro disfraz.- Les hizo notar Sheryl.
-Un momento.- cuestionó Debitto – entonces qué fue lo del anciano y los cuervos y el Coco.
-Creen que no tenemos dinero para contratar actores y efectos especiales- les respondió Ticky.
-Ehhhh...puede que no.- contrarrestó el rubio.
-En fin, el Conde los mandó a llamar para que vayan al arca.- les informó Sheryl.
-¿Cómo para qué sería?- preguntó Debitto.
-Ya verán para qué- les dijo Ticky misteriosamente.

Y los dos se fueron supremamente decepcionados, para recibir un merecido regaño del conde porque además habían estropeado sus sombreros para hacer espadas ninjas.